El estreno absoluto de la ópera ‘L’Arxiduc’ pondrá a Mallorca en el mapa mundial de la música contemporánea
El Teatre Principal acogerá en noviembre este estreno, con libreto de Carme Riera y música de Antoni Parera Fons
Transcurridos siete años desde la exposición Jo l’Arxiduc. El desig d’anar més lluny, para conmemorar el centenario de la muerte de Luis Salvador de Austria (12 de octubre de 1915), entre medias una novela (Les darreres paraules) y dos obras de teatro, ahora por fin se cierra esta travesía por la vida de un hombre excepcional «que puso Mallorca en el mapa de Europa», como subraya nuestra escritora y académica Carme Riera, quien asimismo valora que «le debemos los mallorquines el hecho de habernos quitado la espina de George Sand, que solo tuvo palabras negativas a propósito de nuestros antepasados, y en cambio él dejó un buen recuerdo de su paso por la isla el último tercio del XIX y la primera década del XX, con el atributo sobresaliente de ser además nuestro primer ecologista».
Este fin de ciclo al que me refiero será coronado por el estreno absoluto de L’Arxiduc, ópera en dos actos que se representará el mes de noviembre en el Teatre Principal de Palma, con libreto de Carme Riera y música de Antoni Parera Fons.
La particularidad de esta obra en gran formato, a interpretar indistintamente en mallorquín, inglés y alemán, es que se trata de la primera producción con participación directa del Govern balear, a través de la Dirección General de Cultura, y de la Orquestra Simfònica Illes Balears, un caso inédito. En este sentido, el conseller de Cultura, Miquel Company, considera que será un día muy especial, «muy esperado, con profesionales de extraordinaria calidad en un proyecto cultural de gran importancia para el Govern, que se inició la pasada legislatura y ahora se culmina».
El titular de la Orquestra Simfònica Illes Balears (OSIB) Pablo Mielgo incide en que «es la primera vez que una institución en solitario produce una obra de gran formato y será la primera vez también que una orquesta hace ese esfuerzo, jugando a nuestro favor el hecho de poder acometer el reto principal que no es otro que ser fieles a las indicaciones del músico, y en eso juega a nuestro favor que esté vivo».
Si me he referido antes a la exposición del centenario y a la novela, viene a cuento porque Carme Riera fue la comisionada por el Institut d’Estudis Baleàrics para montar la exposición y ella es la autora de la novela editada el 2016 Les darreres paraules, que dividida en dos partes (una centrada en la vida del archiduque –en cierto sentido un resumen de la exposición-, la otra en el dictado de sus últimas voluntades una semana antes de morir) sí cabe interpretar como el germen de este ambicioso proyecto.
La feliz anomalía es que se invierten los términos que eran habituales en la edad de oro de la lírica, cuando correspondía al compositor elegir libretista, y aquí, en cambio, es la libretista quien eligió al compositor. Carmen Riera: » Mi relación con Parera Fons es una cuestión de amistad y de admiración. Al ver en Madrid María Moliner supe que él era el compositor ideal; diré más, le considero el compositor de ópera contemporánea más importante de Europa». Adelantemos ya que ambos, ella y él, son Premio Nacional en sus respectivas categorías. Es fácil imaginar la felicidad de Riera al encontrar a la persona idónea para darle forma musical a quien (Carme Riera) «para mí el archiduque es una figura familiar». Tratándose de su primera experiencia como libretista, ella reconoce que le ayudó «la musicalidad del mallorquín, y el hecho de que después de años de investigación, el propio archiduque se encargó de indicarme cuál era el camino que debía seguir».
Otra feliz circunstancia es que ésta será la tercera vez que coinciden Antoni Parera Fons y el escenógrafo Paco Azorín. Ya vimos en el Teatre Principal de Palma, el año 2017, la maravillosa simbiosis en María Moliner.
Paco Azorín tenía prisa por recordarnos «la importancia de componer ópera contemporánea, porque hoy en día en todo el mundo apenas se estrena cada año una docena de obras en gran formato; por eso mismo adquiere una gran magnitud el estreno en noviembre en Palma de L’Arxiduc». Añade también que «el futuro de una ópera, depende mucho de cómo vaya el estreno y en este sentido reconozco que estoy muy cagado, porque será una efeméride».
Nos falta el testimonio de Antoni Parera Fons, para completar el reparto de las cartas en el juego de azar a resolver los días 25 y 27 de noviembre.
«Es cierto que en el caso de María Moliner, por su propia condición, todo giraba en torno a la palabra. En cambio, con el Archiduque los códigos son distintos, y más cuando el libreto nos presenta a un Luis Salvador joven, un James Bond si se quiere, y como contrapartida a un anciano en sus últimos días embarcado en sus reflexiones y dictando memorias. Lo mismo pasa en relación al resto de personajes. Porque, si no encuentras todos los códigos, entonces no aciertas con la partitura. En este sentido estoy abierto a cuanta sorpresa pueda producirse, porque para mí la participación del intérprete es básica, pues mi punto de partida es invitar a la inmersión en el personaje, y en este sentido he intentado interpretar, tanto los silencios como las dudas, del mismo modo que entiendo el coro como presencia social permanente».
Remata esta reflexión Paco Azorín para recordar que «a Toni Parera Fons una vez le oí decir que escribía la música según lo que necesitaba la ópera y en este sentido L’Arxiduc es de gran teatralidad, que habla sobre la culpa y el deseo, dibujando un primer acto descriptivo, mientras en el segundo se recrea en la introspección». Todo acorde con esta reflexión de Riera: «Mi Archiduque es el que sale en la novela, un personaje hecho de palabras».
¿Qué pasa en lo musical, en el trabajo de la OSIB en los ensayos a partir de ahora? Mielgo nos saca de dudas: «La música de Parera Fons es el lenguaje en el que todo el mundo capta la dificultad de la partitura y la facilidad para interpretarla». Preparados estamos para el estreno el 25 de noviembre y una segunda función el 27, con los precios habituales de la Temporada d’Òpera y un presupuesto, igualmente habitual: en torno a los 300.000 euros.
Merece la pena destacarse el extraordinario trabajo de la Dirección General de Cultura, de la que es titular Catalina Solivellas, y reconocerle el mérito al Govern Balear por su ejemplar apuesta por la cultura con mayúsculas.